Toledo, la ciudad de las tres culturas.
Toledo,
la ciudad de las tres culturas.
A lo largo de toda la historia de la ciudad de Toledo, ha sido conocida siempre por ser la "Ciudad de la Tolerancia" o la "Ciudad de las Tres Culturas", con la convivencia de judíos, musulmanes y cristianos, que respetaron sus dispares formas de entender la organización social, religiosa o económica.
Durante el siglo XIII, la Toledo fue una ciudad activa
y fuertemente poblada, que respondía a una ciudad de trazos básicamente árabes,
debido a su condición de reino de Taifas durante la ocupación musulmana de la
península ibérica. Predominante de esta época, la construcción de la alcazaba,
medina, arrabales y barrios extramuros. Los mercados o zocos estaban repartidos
por diversos puntos de la ciudad, siendo el más importante la actual plaza de
Zocodover.
Con el avance de la reconquista cristiana, la nobleza
alcanza en el S.XIII gran poder económico y político en todos los
reinos. Asimismo relevante en la península fue el fenómeno de
la peregrinación a Santiago de Compostela, lo que supuso una vía
importante de contacto con Europa. La arquitectura mudéjar se fue haciendo cada
vez más significativa y con el reinado de Alfonso X, se impuso por calles y
plazuelas.
En cuanto a la población judía, se repartía en
dos zonas; la Judería mayor que perduró hasta la expulsión de los judíos en 1492
y la Judería Menor, en el entorno de la catedral que fue arrasada en el siglo
XV.
La comunidad hebrea integrada por labradores y
comerciantes, no tardó en ganarse la confianza de los monarcas sus miembros
acabaron convirtiéndose en sus banqueros. Tenían la consideración de siervos
del rey, pero podían regirse conforme a sus propias leyes y tradición. Muy
cultos, solían establecer centros de estudios en las inmediaciones de la
Sinagoga, donde además de las escrituras se estudiaban otros temas relacionados
con la cultura tradicional.
A partir de la conquista de Toledo por Alfonso VI en
1085, cuando se forjó una interesante convivencia entre las grandes culturas
medievales: musulmana, judía y cristiana. Esto conllevó a que algunos monarcas
cristianos de la península como Alfonso X, se proclamaran emperadores de dos o
de las tres religiones.
En muy pocas ocasiones hubo enfrentamientos entre las
comunidades, a pesar de las diferencias culturales, se llevó una convivencia en
un ambiente de respeto hacia las costumbres y privilegios. Como curiosidad, el
rey Fernando II ordenó escribir su epitafio en las lenguas árabes, hebrea y
castellana, gracias a esa convivencia pacífica.
Estos años de tolerancia ha quedado patente en
multitud de iglesias y monumentos por toda la península donde el arte mozárabe
y mudéjar aflora por doquier. La
Mezquita de Córdoba o las Sinagogas de Toledo, son un ejemplo de respeto a los
edificios religiosos reconquistados.
Solamente con visitar la ciudad se puede comprobar el
respeto y la convivencia que hubo entre cristianos, musulmanes y judíos.
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