Patrimonio Nacional, Reales Sitios, La Granja de San Ildefonso (Segovia).


El Palacio Real de La Granja de San Ildefonso es una de las residencias de la familia Real Española y se halla situado en la localidad segoviana de Real Sitio de San Ildefonso. Su nombre procede de una antigua granja que los monjes jerónimos del monasterio de El Parral tenían en las inmediaciones. 
Está gestionado por Patrimonio Nacional, un organismo público que ser responsabiliza de los bienes del Estado que proceden del legado de la Corona. El Palacio Real de La Granja de San Ildefonso forma parte de los 16 Palacios que gestiona esta identidad.

Un poco de historia...

La sierra de Guadarrama, especialmente esta vertiente fue durante la Edad Media, lugar de caza reservado para los reyes de Castilla. Según se sabe, Enrique III mandó a construir el primer refugio real de morteros, el rey Enrique IV construyó un albergue y una pequeña ermita dedicada al arzobispo de San Ildefonso. 

En 1477 los Reyes Católicos donan esta ermita y las extensiones de tierra a la congregación de los monjes jerónimos del Monasterio del Parral en Segovia. Estos monjes hicieron pequeñas reformas y se trasladaban aquí en los meses de verano cuando el aire fresco de la Sierra era mas agradable. 

Esta granja, lugar de meditación y recreo de los monjes, fue el origen del pueblo y de ella tomó el nombre. 


Construcción.
Felipe V
Felipe V, duque de Anjou nació en Versalles y se crió en la corte de su abuelo Luis XIV. Al cumplir 17 años, se convirtió en el rey Felipe V (el animoso) de España y las Indias. 

El monarca frecuentaba los reales montes de Valían, cazando en compañía de la reina y del duque del Arco, hacía 1718. Enamorado del paisaje y de la riqueza cinética de la zona, decide levantar un palacio, como obra personal y completamente nueva con el fin de retirarse, y en efecto, abdicó en 1724, pero en agosto de aquel mismo año hubo de ceñir de nuevo la corona debido a la muerte de su hijo Luis I. A partir de entonces este retiro constituyó su palacio favorito y residencia estival, uso que continuó hasta el reinado de Alfonso XIII.

Las obras del nuevo palacio fueron encargadas a Teodoro Ardemans, maestro mayor del Real Palacio y de la Villa de Madrid. La fecha de iniciación fue el año 1721. Al unísono, se comenzaron el trazado y construcción de los jardines de palacio a René Carlier y el jardinero Esteban Boutelou I. Las obras avanzaron con gran rapidez, de forma que en 1723 los reyes pudieron instalarse aquí. 

Tas la muerte de su hijo, y su vuelta al trono, Felipe V encargó ampliar tanto los jardines como el palacio, éste a cargo del arquitecto romano Andrea Proaccini. 

En 1936, el arquitecto Filippo Juvarra vino a España, y los reyes aprovecharon para encargarle una nueva fachada en el eje central de jardín ya terminada por su discípulo Giambattista Sacchetti. El conjunto arquitectónico del palacio resulta muy italiano y de una gran densidad debido a todas estas fases construidas en tan poco tiempo. 


Edificios y dependencias. 
Colegiata
El conjunto lo conforman el palacio propiamente dicho y una serie de edificios anexos, que dan forma de U. El elemento central del edificio es la capilla real o Colegiata, construida por Ardemans y redorada por Francisco Sabatini bajo Carlos III. Aquí reposan los cuerpos de Felipe V y su segunda esposa, Isabel de Farnesio en una suntuoso mausoleo.
Aunque el palacio sufrió un devastador incendio en 1918, conserva aún casi todas las decoraciones al fresco de la época de Felipe V, destacando el dormitorio de los soberanos.  

La mayor parte de los edificios para el séquito y la urbanización del pueblo se deben a Carlos III y en su mayor parte fueron vendidos en el Sexenio Revolucionario o transferidos luego a otras entidades; cabe destacar la Fábrica de Cristales y la Casa de las Infantas, pero hoy en día continúan formando parte del conjunto palatino las casas de Oficios, Canónigos y Caballerizas. 


Los jardines. 
Tan relevantes como el palacio eran para Felipe V los jardines, donde puso gran empeño en el conjunto de las fuentes, de gran interés a nivel europeo, tanto por la amplitud y estado de conservación del sistema hidráulico original (aún hoy en funcionamiento), como por la ornamentación escultórica realizada por artistas franceses que habían trabajado en los palacios de Luis XIV. 

El trazado de los jardines se debe al arquitecto francés René Carlier quien los dejó enteramente diseñados y en gran parte realizados antes de su temprana muerte en 1722. La ejecución de estos planes se llevaron bajo la dirección de los escultores René Fermin y Jean Thierry y del jardinero Esteban Boutelou, todos franceses.

En el inicio, el jardín consistía en la zona frente al palacio, hasta la calle de la Medianería, mientras que en la zona de las Ocho Calles, era un pequeño parque de caza. Tras su vuelta al trono, Felipe V amplió el jardín incorporando a él las Ocho Calles y añadiendo luego más fuentes en esa área y sus inmediaciones, siendo la de Diana la última que encargó. 

Las fuentes se realizaron en plomo para ser pintadas imitando bronce y mármol, y las estatuas de mármol forman el conjunto escultórico de mayor riqueza y el mejor conservado de su época. 

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