PASEO POR RONDA (MÁLAGA).
Ronda, prodigio geológico, capital de la serranía de su nombre, patria de los Hidalgos y artesanos, de toreros y bandoleros de leyenda. Asentada sobre una cima rocosa, con el abismo del tajo, Ronda domina un espectacular horizonte serrano. Hoy os proponemos un paseo por sus calles, descubriendo todos sus encantos.
IGLESIA Y CONVENTO DE LA MERCED
Comenzaremos nuestro paseo en la Plaza de la Merced, donde se ubica la Iglesia de Nuestra Señora de la
Merced, aledaña al Convento de clausura de Monjas Carmelitas, que la conservan
con un celo especial, digno de la Orden Carmelitana.
La fachada principal de la Iglesia se sitúa sobre una amplia escalinata, que da
a un recinto llano, bordeado por su parte derecha con una barbacana, para
acceder al interior del templo por una amplia portada sobre la que se sitúa una
hornacina.
En su interior se guarda celosamente la Mano de Santa Teresa, que antes de la
Guerra Civil se conservaba en Ronda y en la contienda militar fue sustraída y
trasladada a Málaga; allí fue encontrada por las tropas del bando Nacional y
entregada al General Francisco Franco Bahamonde, que la conservó hasta su
muerte en el Palacio del Pardo, en Madrid, sobre un mueble de su habitación; en
determinadas ocasiones se hizo acompañar de la Santa Mano en algunos de sus
desplazamientos. Muerto Franco en 1.975, la Mano de Santa Teresa volvió a su
“hogar” rondeño, donde se puede venerar por los devotos y cuida por la
comunidad de Carmelitas.
Las Monjas Carmelitas, en su clausura, realizan una exquisita y típica
repostería de dulces que venden a una amplia y escogida parroquia de rondeños
que gustan de saborear sus productos, como el “pan rondeño”, “magdalenas”,
“bizcochos”, “borrachuelos”, “carne de membrillo” y otras delicias. Los
visitantes pueden adquirir estos productos a través de un torno que comunica
con la clausura, situado al fondo del lateral izquierdo de la Iglesia. También
pueden contemplar la Mano de Santa Teresa fuera de los horarios de culto,
preguntando el momento más oportuno en el mismo torno, por una entrada lateral
del convento.
ALAMEDA DEL TAJO
Siguiendo por la misma acera, justo enfrente de la Iglesia de la Merced, nos encontramos con los bellos jardínes de la Alameda
del Tajo, que guardan una extensa variedad de flora, entre ella árboles
centenarios. Varias fuentes alegran el entorno. Asientos de piedra y forja
permiten un relajado descanso. Posee un pequeño escenario usado, generalmente,
para conciertos de la Banda de Música.
Este paseo rondeño tiene su origen en 1.778, si bien no se llevó a cabo
hasta 1.806, financiándose, en parte, con el dinero obtenido por las multas que
se impusieron a quienes decían frases obscenas. Desde entonces ha sufrido varias
remodelaciones, pero sin abandonar su primitiva estructura y diseño. A la entrada nos encontramos con el monumento de dedicado a Pedro Romero; se
trata de una estatua realizada en 1.957 por el escultor Vicente Bolós. Pedro
Romero fue un matador de toros nacido en 1.754; pertenecía a la primera
dinastía de toreros rondeños, considerado el más importante, no solo de su
familia, sino de los toreros de su época.
Al fondo del paseo nos encontramos con una amplia balconada que nos asoma al
abismo (coloquialmente llamando el "Balcón del coño", por el asombro que causa). Se trata de una espectacular vista de la Serranía que sobrecoge el
ánimo, al ser contemplada desde una altura, sobre una pared vertical, de casi
cien metros hasta el cauce del río Guadalevín;
Siguiendo la balconada al borde del Tajo hacia la derecha, podemos contemplar
el paisaje serrano transitando por el Paseo de los Ingleses (antiguamente
comunicado con los jardines del Hotel Reina Victoria). A la izquierda, otro
pequeño paseo nos comunica con los Jardines de Blas Infante.
PLAZA DE TOROS
Volviendo a la salida de la calle San Carlos, continuamos por la acera de la
derecha (números impares). A pocos metros nos tropezamos con las instalaciones
de la Plaza de Toros, propiedad de la Real Maestra de Caballería de Ronda, que
es la institución maestrante más antigua de España (1.572 por Felipe II). Un
pequeño ensanche nos indica que estamos en el lugar llamado El Picadero, donde
contemplamos las estatuas de dos insignes toreros, pertenecientes a otra
Dinastía rondeña: Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma” y su hijo Antonio
Ordóñez, cuyo recuerdo perdura en los aficionados a la fiesta taurina, por
haber sido dos grandes figuras de la tauromaquia contemporánea.
Desde este lugar se puede apreciar la redondez de coso taurino que esconde la
fachada. La portada es monumental de estilo neoclásico con detalles barrocos:
es un arco de medio punto que se centra entre dos columnas. Sobre el arco de
piedra existe un balcón adintelado que defiende un bellísimo trabajo de forja
con motivos taurinos. Arriba podemos contemplar el escudo maestrante labrado
sobre piedra. Es la “puerta grande” por donde salen los toreros en los días de
triunfo.
Siguiendo nuestro recorrido por la redondez exterior del edificio, llegamos al
rincón de la puerta que da acceso al patio de caballos; por aquí podemos
comenzar la visita turística del interior de la Plaza, previo pago de la
entrada correspondiente. Si bien este coso taurino no es el más antiguo de
España, su ruedo si es el más grande. Los toriles están debajo de la
Presidencia, hecho curioso porque en todas las plazas están contrapuestos. Aquí
se conservan, aún, los accesos a las gradas desde el ruedo, recordando cuando
los espectadores ocupaban la arena antes del espectáculo, hasta que los
alguaciles hacían el despejo. Tiene un Palco Real, que solo se abre cuando
llega a la Plaza un miembro de la Monarquía Española.
En la actualidad, la Plaza de Toros, propiedad de la Real Maestranza de
Caballería de Ronda, se utiliza más como atracción turística, ya que son escasos
y muy limitados los espectáculos taurinos que en ella se desarrollan. El único
evento taurino de importancia es la Corrida Goyesca en el mes de septiembre,
coincidiendo con la Feria de Pedro Romero. Siendo plaza de tercera categoría,
con un limitado aforo, la concurrencia es masiva y encontrar una entrada para
este espectáculo se ha convertido en una aventura que hay que comenzar con
mucho tiempo de antelación.
JARDINES DE BLAS INFANTE
A la salida de la Plaza de Toros nos encontramos en los Jardines de Blas
Infante, que tienen unos excelentes miradores al borde del Tajo.
En este recinto hay instalado un antiguo “quiosco de música”, de hierro, que
posee un bonito diseño. Siguiendo el
borde del Tajo hacia la izquierda, vemos la parte trasera del Parador de
Turismo. Si nos dirigimos hacia él, veremos un camino asfaltado que bordea el
edificio y que discurre por la cornisa del Tajo, descubriendo un bello panorama
que se introduce en la depresión natural, con un corte vertical hacia la
profundidad del río Guadalevín que corre en el fondo del abismo.
Antes de llegar a su final y salir a la plaza del Parador, descubrimos una
parte del Puente Nuevo.
PUENTE NUEVO
Ronda está situada en una elevada meseta. En su trazado urbano se divide en dos
partes, separadas por la profundidad del Tajo, donde discurre el Guadalevín.
Estas dos partes (Mercadillo: parte nueva, que hemos visitado, y Ciudad: parte
antigua) solo se unen por tres puentes, siendo el Nuevo el más importante para
el transito de los ciudadanos y el más espectacular por su increíble altura y
bonito diseño.
La historia de este puente comienza cuando obligó la necesidad de paso desde la
Ciudad al Mercadillo. Se construyó un primer puente de un solo ojo, pero duró
poco tiempo, ya que, por su falta de solidez, se derrumbó. Sobre la raíz de la
primera obra, se construyó el segundo, gracias al arquitecto Martín de
Aldehuela (nacido en Teruel y enterrado en Málaga). Los trabajos se terminaron
en 1.793, aunque en 1.808 se hundió una parte que tuvo que ser reparada. La
fotografía de la impresionante arquitectura del Puente Nuevo de Ronda ha dado
la vuelta al mundo, por lo que es muy conocido.
Su fábrica es de piedra y cuenta con tres ojos. El primero, e inferior, deja
paso a las aguas del Guadalevín: encima de él, se centra el más esbelto que
sostiene un bello recinto, con sendos balcones a ambos lados que se asoman al
abismo, que ha tenido, a lo largo de su historia diferentes utilidades; otros
dos ojos laterales rematan su bellísimo diseño. Sobre ellos discurre la calzada
que une las dos partes de Ronda. Se defiende del abismo con trabajados muros de
piedra y huecos discontinuos, tapados con rejas de forja rondeña diseñadas de
tal manera que permite contemplar el fondo del precipicio sin riesgo de caída.
CONVENTO DE SANTO DOMINGO
Al atravesar el Puente Nuevo, nos topamos en la acera de la izquierda con el
edificio del Convento de Santo Domingo, que tras las obras de restauración se
convierte en un caserón destinado a actividades municipales.
Este antiguo convento fue mandado construir por los Reyes Católicos en 1.485.
Cuenta la leyenda que aquí estuvo el Tribunal del Santo Oficio de la
Inquisición, aunque no es cierto ya que el citado Tribunal no tuvo nunca su sede
en Ronda, si bien mantenía una casa donde los inquisidores locales tenían su
sede y que estaba en la calle Ramón y Cajal, más conocida por los rondeños como
calle Cruz Verde debido, precisamente, a la Inquisición. La Portada de esta
casa (hoy desaparecida) se puede contemplar, después de su recuperación y
traslado, en la calle Real, dando paso al edificio denominado Patio de Santa
Ana.
En acceso principal al antiguo convento es una portada con bella puerta de hierro, muy trabajada, que abre paso al patio interior porticado. En la parte posterior del edificio se haya la antigua iglesia, con portada en piedra y dos escudos de la Orden de Dominicos. El techo del templo posee un espléndido artesonado. Una cripta guardaba infinidad de enterramientos, siendo el principal de ellos el que contiene los restos de los marqueses de Moctezuma, descendientes de los aztecas mejicanos.
En acceso principal al antiguo convento es una portada con bella puerta de hierro, muy trabajada, que abre paso al patio interior porticado. En la parte posterior del edificio se haya la antigua iglesia, con portada en piedra y dos escudos de la Orden de Dominicos. El techo del templo posee un espléndido artesonado. Una cripta guardaba infinidad de enterramientos, siendo el principal de ellos el que contiene los restos de los marqueses de Moctezuma, descendientes de los aztecas mejicanos.
Al pasar del Convento de Santo Domingo, pisamos ya la calle Armiñán por la
acera de la izquierda, para adentrarnos en el “casco viejo”, o La Ciudad como
se denomina en Ronda.
MINARETE ÁRABE
Continuando nuestro recorrido por la acera de la izquierda de la calle Armiñan,
nos encontramos con la plazoleta de San Sebastián. Aquí se conserva un Minarete
Árabe que nos hace recordar las llamadas a la oración del Islam, a un pueblo
que, antes de la Reconquista, perteneció durante varios siglos a esta doctrina.
Aunque Ronda fue, como decimos, varios siglos de dominio árabe, pocos son los
vestigios que nos recuerdan a esta civilización y cultura, dada la importancia
que tuvo nuestra ciudad en esta época. Algunos, solo algunos ejemplos, nos
traen recuerdos de la Ronda anterior a su reconquista cristiana. Abul Beka, o
Abril Beka para algunos, fue un poeta “rondeño” que nos relata en sus escritos
el Alándalus que vivió, aunque nada tangible. En el templo de Santa María
también hay vestigios de la antigua mezquita. En algunos yacimientos
arqueológicos se han descubierto restos de la civilización árabe, como necrópolis,
restos de edificaciones y conducciones de agua. Aún así, lo más destacado en
Ronda es el Minarete de San Sebastían, la Casa del Gigante (auténtica y única
en la ciudad), los Baños Árabes, las Murallas y poco más.
Del Minarete diremos que perteneció a una mezquita musulmana que, tras la
reconquista de Ronda por los Reyes Católicos, se transformó en la iglesia
parroquial. En la actualidad solo queda la
torre que contemplamos.
Si continuamos por la acera de la izquierda de la calle Armiñán, podemos
adentrarnos por la siguiente calle, estrecha, que nos conduce a una parte de la
Murallas reconstruidas.
MURALLAS
Si pudiéramos contemplar a Ronda desde una vista de pájaro, y volar en su alrededor,
veríamos que está situada en un lugar de privilegio, sobre todo para sus
habitantes de siglos pasados, pues tiene una defensa natural contra sus
enemigos; casi toda ella está defendida por el Tajo, pared inexpugnable ante
cualquier enemigo. Aún así, tiene una parte vulnerable que carecía de esta
defensa natural. Como consecuencia se construyó una muralla en los lugares que
los enemigos podían atacar con facilidad. De esta forma quedaban sus habitantes
a cubierto ante las posibles incursiones hostiles de sus adversarios. Para
entrar y salir de esta ciudad fortificada se habilitaron varias puertas de
acceso que se cerraban por la noche o ante cualquier eventualidad.
Si en nuestra visita contemplamos ya las murallas de la parte norte, veremos
que está reconstruidas (no pasa así con las de poniente). Esta obra faraónica
nos da idea de como estaba defendida Ronda y nos transporta a la etapa
musulmana de la historia rondeña, si sabemos jugar con la imaginación y
nuestros conocimientos históricos.
Siguiendo el curso de las murallas hacia la derecha, veremos al fondo la
Iglesia Parroquial del Espíritu Santo, que se encuentra dentro del recinto
amurallado. Allí nos dirigimos.
IGLESIA DEL ESPÍRITU SANTO
Fernando el Católico intentó el asalto a la ciudad utilizando todos sus
conocimientos militares de su época; desde el día 8 de mayo de 1.485, en que
comienza el asedio dirigido por el Rey que se había ubicado en el actual
colegio de San Francisco, los ataques de sus más de 36.000 hombres y un potente
arsenal de artillería, no consiguieron el objetivo hasta el día 22, día del
Espíritu Santo.
Fue tanto el alborozo por la victoria conseguida que, el Rey Fernando ordenó la
construcción de un templo en honor del Espíritu Santo, inmediatamente después
de las murallas por las que lograron romper la resistencia, poniéndole su
nombre.
La Iglesia del Espíritu Santo, hoy Parroquia del Barrio de San Francisco, fue
levantada sobre los restos de una edificación árabe. Suponemos que la Orden
Real se llevaría acabo con gran rapidez y las obras comenzarían en ese mismo
año, o en 1.486, pero no se terminaron hasta 1.505, según nos cuenta el
jiennense Juan José Moreti en su Historia de la Ciudad de Ronda.
Su fábrica es de piedra. Solo tiene una nave a la que se accede por una puerta
centrada al fondo. El exterior nos ofrece un aspecto fortificado, quizás
pensado ante las necesidades bélicas de la época.
En la actualidad se halla preparada para ser visitada por el turismo, pues se
han expuesto gran cantidad de enseres y ornamentos que permanecían ocultos y
guardados para su conservación.
Los días festivos se puede asistir a la Santa Misa, a las 12 del medio
día.
PLAZA DE SAN FRANCISCO
Tras abandonar nuestra visita a la Parroquia del Espíritu Santo, salimos fuera
del recinto amurallado por la Puerta de Amocábar que, tras su reconstrucción,
conserva el sabor de la vieja puerta árabe por la que entró el Rey Fernando el
día que tomó Ronda para su reino.
Se abre aquí una amplia plaza, llamada Ruedo Alameda, aunque popularmente
es conocida como de San Francisco, punto neurálgico del Barrio de su nombre.
Tiene este barrio rondeño su propia identidad, pues fue creándose como
consecuencia del mercado que se formaba extramuros con el fin de no pagar los
impuestos exigidos por establecerse en la población interior. En sus
alrededores había gran cantidad de viñas, hoy desaparecidas.
Tiene la plaza su raigambre taurina, pues en una de sus casas nació el matador
de toros Pedro Romero; una lápida en su fachada así lo certifica. En un lateral
de la plaza se ha erigido un monumento dedicado a la memoria del genial torero
rondeño.
Podemos admirar en esta Plaza de San Francisco los restos de la Iglesia de la
Virgen de Gracia, patrona de la Real Maestra de Caballería de Ronda. Este
edificio ha sido utilizado, hasta hace poco tiempo, como colegio.
La plaza y su pasado taurino, está ligada a los comienzos del toreo cuando los
caballeros de la Real Maestranza celebraban aquí sus juegos a caballo con toros
que les servían de ejercicio para estar buena en forma física. Para presenciar
esta actividad, acudían los rondeños en masa, de tal manera que se convirtió en
su espectáculo favorito. Llegó el momento en que el Rey quiso prohibir estos
ejercicios ecuestres, pero los maestrantes, haciendo oídos sordos, seguían
ejercitándose a caballo en el manejo de las armas con el acoso de toros bravos.
Se cuenta que, en esta plaza, siendo el abuelo de Pedro Romero mozo de un
maestrante, al que ayudaba a pie retirando o acercando el toro al caballero.
Tuvo su señor un accidente siendo derribado por el acoso de un toro; fue el
abuelo de Pedro Romero el que, con su prenda de vestir, pudo retirar a la
fiera, salvando la vida del maestrante. Ante la grave situación vivida, los
caballeros maestrantes aceptaron la prohibición del Rey y dejaron de
ejercitarse a la manera referida. Esto supuso un hecho decepcionante para los
rondeños, que se habían acostumbrado a presenciar las funciones “taurinas”. Fue
tanta la presión popular que el abuelo de Pedro Romero tuvo la idea de
continuar los juegos con los toros sin los caballeros maestrantes y, a pie,
siguió con los espectáculos, inventando el toreo que derivó en el actual toreo
moderno. Por esto Ronda se considera la Cuna del Toreo a pie, que se inició en
esta plaza.
FUENTE DE LOS OCHO CAÑOS
Situados sobre el puente (llamado Puente Viejo y construido en 1.616) al que
nos llevaron las empinadas escaleras, podemos observar varias panorámicas: por
un lado y en nivel inferior, el tercer puente (el más antiguo de los tres) y su
entorno por el que discurre el arroyo; al otro lado del puente, donde se abre
la garganta que divide a la ciudad, abajo, vemos el lugar donde nace gran
cantidad de agua y que alimenta al río Guadalevín (antes lo hacía para la
ciudad de Ronda); a la izquierda, la subida al casco antiguo y monumental; a la
derecha, la Parroquia de Nuestro Padre Jesús y la Fuente de los Ocho Caños; si
subimos por la calle escalonada que encontramos paralela al cauce del río,
podemos disfrutar de una extraordinaria vista de la garganta del Tajo entre los
jardines allí escondidos; estos Jardines se llaman de Cuenca. No olvide
visitarlos antes de abandonar la zona, porque se perdería una vista de ensueño
que jamás olvidará.
La plaza que se abre para llegar a la Fuente que ya divisamos delante de una
Iglesia, antaño fue testigo de corridas de toros, como ocurría en la Plaza de
San Francisco y, como después veremos en la Plaza de la Duquesa de Parcent.
Antes, o después de la visita a los jardines, nos dirigimos a refrescarnos en
la Fuente de los Ocho Caños, que en realidad son nueve, pues al tener dos
caras, uno de los caños está en la parte opuesta. Es la única antigua que se
conserva en Ronda y por su tipismo es querida por los rondeños de una forma
singular. El escudo que aparece grabado es el de la ciudad de Ronda. Las
inscripciones dan fe de su construcción, que vienen a decir que su origen es
del reinado de Felipe V (antes de 1.746 fecha de su muerte), nombrando al
corregidor rondeño y diputados de la época.
De las dos caras de la fuente, una servía para el llenado de cántaros con el
agua que se utilizaba en las casas, acto que, a veces, realizan hoy algunas
personas y que pone una nota de tipismo; la segunda cara, con un solo caño
(desagüe de los anteriores), llena el pilar que servía (y sirve con frecuencia)
de abrevadero para las bestias.
IGLESIA DE PADRE JESÚS
Esta Parroquia de Padre Jesús, fue la antigua de Santa Cecilia y la más antigua
del Mercadillo, siendo construida en los primeros tiempos de la dominación
cristiana tras la reconquista. Si remontamos nuestra imaginación a una etapa
anterior a la construcción del gran Puente Nuevo, vemos que los rondeños
estaban divididos por la frontera del Tajo; para comunicarse ambas poblaciones
tenían que hacer un larguísimo recorrido, y si debían asistir a las funciones
religiosas, el único templo que había en la parte del Mercadillo era esta
Iglesia, por lo que soportaba toda la afluencia de esta zona de Ronda.
Tiene esta Iglesia una portada de sillería, que porta el acceso de entrada a
través de un arco de medio punto; luego se eleva hasta formar torre, o
espadaña, con tres huecos frontales para las campanas, más los laterales y
traseros. El resto de la fachada es de mampostería, blanqueada en derredor,
dejando resaltar la piedra de la portada.
Su interior está formado por una ancha nave central y dos laterales separadas
por arcos adornados con trabajos en yeso. En su primera etapa, antes de sufrir
la reforma en 1.769, tenía un techo mudéjar del que solo queda una pequeña
parte, testigo de lo que fue en su mejor tiempo. También conserva el coro, que
luce la muestra mudéjar a la que hacemos referencia.
Aquí se venera la Imagen de Nuestro Padre Jesús, un Nazareno con la Cruz sobre
el hombro izquierdo, que tiene la devoción de los rondeños.
POSADA DE LAS ÁNIMAS
Un poco más arriba está la antigua Posada de las Ánimas, donde se hospedó
Miguel de Cervantes en su visita a Ronda, cuando era recaudador de impuestos.
Este edificio ha sido reconstruido y solo queda de él parte de su primitivo aspecto exterior.
En la actualidad está destinado a Hogar del Pensionista, estando su interior adaptado a las nuevas necesidades y modernas instalaciones.
Este edificio ha sido reconstruido y solo queda de él parte de su primitivo aspecto exterior.
En la actualidad está destinado a Hogar del Pensionista, estando su interior adaptado a las nuevas necesidades y modernas instalaciones.
ARCO DE FELIPE V.
Nosotros continuamos nuestro recorrido, partiendo la Parroquia del Padre Jesús, volviendo al puente que tenemos enfrente y que abandonamos antes de visitar los Jardines de Cuenca. Aquí se nos ofrece una empinada cuesta que debemos subir. Pasamos por debajo del Arco de Felipe V, construido en el año 1.742, que es la puerta que nos abre el camino para llegar, de nuevo, desde este punto al Casco antiguo.
PALACIO DE LOS MARQUESES DE SALVATIERRA
Continuando nuestro empinado recorrido, descubrimos el Palacio del Marqueses de
Salvatierra, cuya entrada está en una pequeña plaza que se recorta con una
balconada de hierro; preside la placita una columna de piedra que soporta una
cruz del mismo material.
La portada de sillería, realizada en 1.798, es cuadrada con un dintel encima. A
ambos lados tiene dos pares de columnas que parecen soportar un bellísimo
balcón adornado con forja rondeña. El cuadro de la entrada del balcón se adorna
con bonito trabajo de talla sobre la piedra; a los lados podemos admirar un
detalle curioso: dos pares de niños indios, dos a cada lado, que denuncian la
influencia americana. Corona la portada el escudo de Vasco Martín de
Salvatierra, recordando que el primitivo edificio fue de su propiedad gracias a
los repartimientos de los Reyes Católicos, pues luego sufrió algunas reformas,
como la construcción de la portada.
Franqueando la puerta de entrada llegamos a un patio que distribuye las
dependencias interiores; alrededor existe un conjunto de arcos soportados por
columnas de piedra A un lado del patio hay un pozo con brocal de piedra con un
arco de hierro para sustentar la carrucha. Sobre cada arco existe un
balcón de las dependencias del piso superior, al que se accede por una escalera
que parte del mismo patio.
Aunque es de propiedad privada, puede ser visitado por en su conjunto. Está
ubicado en la esquina de las calles del Marqués de Salvatierra y de Santo
Domingo, que es la dirección que tomaremos tras esta visita.
CASA DEL REY MORO
Continuando el recorrido, a la derecha, encontramos la Casa del Rey Moro, como la llaman los rondeños, pero no es cierto que perteneciera a ningún rey moro, aunque su origen fuera árabe, como lo demuestra la escalera labrada en el interior de la roca que baja hasta la profundidad del Tajo.
El edificio está fechado en el siglo XVIII y en su construcción se hicieron múltiples habitaciones con anárquica distribución. Su antigua propietaria, Carmen Hernández, utilizaba la casa como almacén de antigüedades, pues se dedicaba a la compra y venta de estos enseres, por lo que el mobiliario cambiaba con frecuencia la decoración interior. Posteriormente, sufrió una reforma que hizo el siguiente propietario, instalando un restaurante en su interior, que luego se cerró. En manos de dueños extranjeros, el abandono ha sido alarmante, hasta el punto de intervenir las correspondientes Corporaciones rondeñas para conseguir su rehabilitación, sin conseguirlo, estando actualmente en estado calamitoso. La Delegación municipal de Cultura ha expuesto la iniciativa de catalogarlo como Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía y abrir un expediente de expropiación, para evitar su ruina.
El edificio está fechado en el siglo XVIII y en su construcción se hicieron múltiples habitaciones con anárquica distribución. Su antigua propietaria, Carmen Hernández, utilizaba la casa como almacén de antigüedades, pues se dedicaba a la compra y venta de estos enseres, por lo que el mobiliario cambiaba con frecuencia la decoración interior. Posteriormente, sufrió una reforma que hizo el siguiente propietario, instalando un restaurante en su interior, que luego se cerró. En manos de dueños extranjeros, el abandono ha sido alarmante, hasta el punto de intervenir las correspondientes Corporaciones rondeñas para conseguir su rehabilitación, sin conseguirlo, estando actualmente en estado calamitoso. La Delegación municipal de Cultura ha expuesto la iniciativa de catalogarlo como Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía y abrir un expediente de expropiación, para evitar su ruina.
Posee la Casa del Rey Moro unos bonitos jardines que dan al borde de la
garganta del Tajo.
Pero lo más importante de este edificio es la escalera labrada en el interior
de la piedra, con más de trescientos escalones, que baja hasta el fondo
del Tajo, que proviene de la época árabe. En sus estancias se acomodaba una
guarnición que vigilaba a los prisioneros cristianos que allí realizaban
trabajos forzados.
La historia de estos cautivos bien merece resumirse: los prisioneros cristianos
en manos de los árabes rondeños, se veían obligados a transportar el agua del
fondo de Tajo, dentro de zaques de cuero (odres), hasta el aljibe del castillo,
situado bajo el suelo de la actual Plaza de la Duquesa de Parcent (plaza del
Ayuntamiento) bajando y subiendo, una y otra vez, hasta el fondo de la Mina. En
una parte de la escalera, se puede observar una cruz hundida en la piedra; es
obra de un cristiano cautivo que, cuando por allí pasaba cargado con el agua,
marcaba con su dedo la Cruz de Cristo, hasta conseguir el rebaje de la piedra.
El trabajo forzado al que se veían sujetos los cautivos cristianos era tan
horrendo que, en la zona cristiana de la Reconquista, se utilizaba una
maldición (que ha llegado a nuestros días), cuya frase dice: ”En Ronda te veas
acarreando zaques”.
CASA DE DON BOSCO
A la salida de la llamada “Casa del Rey Moro”, continuamos el recorrido hacia
la derecha, o sea, subiendo la calle en cuesta, hasta llegar, de nuevo a la
encrucijada del Convento de Santo Domingo con la calle Armiñán. Buscaremos,
enfrente, una calle llamada Tenorio, que es la que vamos a visitar; es una
calle estrecha que nos conduce a otros lugares de mucho interés del “casco
antiguo”. Al llegar a una pequeña placita, seguimos el paseo hacia poniente. En
la acera derecha está la Casa de Don Bosco. Es una antigua casa enclavada al
borde del Tajo, donde tiene su residencia la Congregación de Salesianos. Pude
ser visitada interiormente y, aparte de algunas dependencias, no privadas, del
edificio, lo más llamativo son los jardines que se dibujan al filo del Tajo,
donde se puede apreciar otra perspectiva de la garganta natural de Ronda, a la
salida del Guadalevín tras pasar debajo del Puente Nuevo.
PLAZA DEL CAMPILLO
De nuevo en la calle, continuamos al monumento de San Juan Bosco. Es una plaza ajardinada, con algunos bancos de descanso, una fuente y balcones con defensa de hierro, que nos asoman al fondo del Tajo.
Mirando desde la balconada, apreciamos cómo un camino que parte desde la plaza a través de unas toscas escaleras, serpentea en inclinado descenso. Este camino nos lleva a dos lugares: una hacia la Puerta del Cristo y los restos de la antigua muralla. También, solicitando permiso en la primera casa rural que encontramos que es de propiedad privada, al fondo del Tajo, justo debajo del Puente Nuevo; el camino está labrado en la ladera, casi vertical, de la pared del abismo por donde también discurre una vieja acequia que transporta el agua recogida en la pequeña presa situada antes de pasar debajo del Puente. Puede parecernos, desde arriba una camino peligroso, dadas las características del terreno, pero es muy seguro si se lleva el mínimo de precaución y si estamos en buenas condiciones físicas. Tengamos en cuenta que tras la bajada debemos volver por el mismo camino y la cuesta es de respetable envergadura, lo que significa un gran sobreesfuerzo para nuestro cansado cuerpo, por lo que aconsejamos apreciar el panorama desde la Plaza del Campillo disfrutando de la panorámica que se nos ofrece.
Mirando desde la balconada, apreciamos cómo un camino que parte desde la plaza a través de unas toscas escaleras, serpentea en inclinado descenso. Este camino nos lleva a dos lugares: una hacia la Puerta del Cristo y los restos de la antigua muralla. También, solicitando permiso en la primera casa rural que encontramos que es de propiedad privada, al fondo del Tajo, justo debajo del Puente Nuevo; el camino está labrado en la ladera, casi vertical, de la pared del abismo por donde también discurre una vieja acequia que transporta el agua recogida en la pequeña presa situada antes de pasar debajo del Puente. Puede parecernos, desde arriba una camino peligroso, dadas las características del terreno, pero es muy seguro si se lleva el mínimo de precaución y si estamos en buenas condiciones físicas. Tengamos en cuenta que tras la bajada debemos volver por el mismo camino y la cuesta es de respetable envergadura, lo que significa un gran sobreesfuerzo para nuestro cansado cuerpo, por lo que aconsejamos apreciar el panorama desde la Plaza del Campillo disfrutando de la panorámica que se nos ofrece.
PALACIO DE MONDRAGÓN
Volviendo nuestros pasos desde la balconada, descubrimos una estrecha calle,
justo enfrente de la plaza en su parte derecha. Ésta es la calle que debemos
tomar para conducir nuestros pasos a otra placita donde se sitúa el Palacio de
Mondragón.
Aquí descubrimos su fachada de sillería de piedra, con una portada barroca y
puerta adintelada, sobre la que existe un balcón de hierro forjado y hueco con
dintel muy trabajado, sobre el que existe un escudo. Ambos huecos se adornan
con cuatro pares de columnas laterales.
Proviene este edificio de la época árabe donde, la que, al parecer, fue
residencia de Hamed el Zegrí, último alcalde musulmán. Al contemplar su
fachada, las dos torres laterales, que son miradores, delatan pinceladas de su
origen; su interior lo confirma.
Cuando Fernando el Católico reconquistó Ronda para los cristianos, se hospedó
en este palacio. Posteriormente, tras la primera rebelión de los moriscos,
fueron ambos reyes, Isabel y Fernando, quienes lo tuvieron como residencia en
su estancia en Ronda.
Toma el palacio el nombre de Mondragón, cuando Felipe II lo donó al capitán
Melchor de Mondragón, en 1.569. Con posterioridad ha sido propiedad de varias
familias rondeñas y, en la actualidad, es propiedad municipal. En su última
etapa ha sido rehabilitado y convertida en museo una buena parte de su
estructura. El museo es arqueológico donde se conservan piezas de interesante
valor, presentas al visitante con singularidad, pues se recrean situaciones
perdidas en el tiempo con auténtico realismo.
Varios patios interiores dan luz natural a las dependencias, con un jardín
final que se sitúa al borde del Tajo. Puertas, techos, galerías, frisos,
yeserías, artesonados, etc. nos transportan a épocas de mayor esplendor.
Aconsejamos su visita como una de las más importantes a la Ciudad, pues
descubriremos la magia de su contenido y descubriremos los diferentes estilos
arquitectónicos que lo forman.
PLAZA DE LA DUQUESA DE PARCENT
Al abandonar la visita al Palacio de Mondragón, tomamos hacia la derecha; vemos
al final de la placita una larga y estrecha calle que desemboca en la Plaza de
la Duquesa de Parcent. Allí nos dirigimos.
La plaza está toda ajardinada y rodeada de rancios edificios que describiremos
a lo largo de nuestro paseo. Existe en su subsuelo el algibe que servía al
Castillo del Laurel y que llenaban los cautivos cristianos con los zaques que
llenaban en el fondo del Tajo tras subir las escaleras de la Casa del Rey Moro.
Este algibe está por descubrir y restaurar, si fuera posible, si se realizara
un estudio arqueológico.
En este lugar se realizaban juegos de toros, antes de la construcción de la
actual Plaza por la Real Maestranza de Caballería de Ronda. Otros lugares donde
se realizaban juegos de toros, recordemos, fueron la Plaza de San Francisco y
la Plaza de la Fuente de los Ocho Caños.
En la actualidad, los edificios que contiene la Plaza de la Duquesa de Parcent,
son: Convento de Santa Isabel de los Ángeles, Convento de las Hermanas de la
Cruz, Santuario de María Auxiliadores y Colegio Salesiano, Ayuntamiento de
Ronda y Parroquia de Santa María la Mayor.
CONVENTO DE SANTA ISABEL DE LOS ÁNGELES
El Convento de Santa Isabel de los Ángeles, que alberga a la Comunidad de
Clarisas (monjas de clausura), se construyó en 1.540 sobre los terrenos que, en
tiempos de los árabes, estaba la cárcel. Ha sufrido varias reformas, haciendo
constar las realizadas en 1.689 y 1.868, según consta en las inscripciones
correspondientes. En la Guerra Civil (1.936) quedó destruido, tras la cual se
volvió a rehabilitar.
La iglesia del convento tiene una portada de piedra con un arco de medio punto
y el escudo franciscano; también podemos apreciar una hornacina, similar a
muchas fachadas de conventos de la Orden de Santa Clara. Toda su fachada está
blanqueada, aunque, en una reciente reforma, se han dejado ver detalles de
ladrillo visto.
Entre la portada y la calle existe un pequeño patio, con la casa destinada a la
santera, al que se accede por una verja.
Resalta la torre cuadrada en su parte más alta, con esquinas achaflanadas, que
se alinea con la fachada exterior; tiene cuatro huecos para campanas y está
cubierta con teja árabe.
El convento tiene su entrada por una puerta con dintel, ajena a la iglesia y
separada varios metros, donde podemos apreciar un portal adornado con motivos
religiosos. El lugar del antiguo torno está sustituido por una reja que nos
separa de la clausura, donde podemos contactar con las monjas, que se dedican
la encuadernación de libros. Su economía es muy pobre, recibiendo de los
rondeños limosnas para su sustento, algunas de ellas tradicionales, como el
regalo de huevos para que pidan por los novios ante la proximidad de una boda y
para que el buen tiempo acompañe a los invitados a la boda.
En la Iglesia se venera la Imagen de San Nicolás que recibe, todos los lunes,
la visita de múltiples rondeños para pedir al Santo sus favores y agradecer los
concedidos.
Los días festivos celebra la Santa Misa a las 10 y media de la mañana.
CONVENTO DE LA CARIDAD
El Convento de la Caridad es la actual residencia de las Hermanas de la Cruz,
Orden religiosa fundada por Santa Ángela de la Cruz (Sor Ángela).
Su fachada ofrece dos entradas al edificio, una a la pequeña iglesia u otra, a
través de un zaguán, a las dependencias de las monjas. No posee torre ni
espadaña exterior.
El solar donde se ubica la edificación fue un cementerio, en el siglo XVI, para
difuntos anónimos y ajusticiados, que contaba con una pequeña ermita. Con
posterioridad, a finales del siglo XIX, se instaló una escuela, que con el paso
de los años, principios del siglo XX, derivó en Escuela de Artes y Oficios. Por
fin, las Hermanas de la Cruz, que tenían convento abierto en otro lugar de la
Ciudad, recibieron el edificio para su ocupación que, tras las debidas
reformas, se hicieron cargo de él.
La fachada es de ladrillo visto y la portada de piedra con un arco de medio
punto, sobre el cual existe la inscripción “La Caridad”, coronada por una
hornacina.
El interior de la pequeña iglesia se cubre por una bóveda sobre el altar mayor.
Cuenta con un coro elevado, al fondo del templo. La sacristía se sitúa en un
recinto interior al lado de la epístola. Entre otras imágenes podemos
contemplar a Santa Ángela de Cruz (Sor Ángela), fundadora de la congregación.
Estas monjas se dedican a la formación juvenil en el colegio que se ubica en la
parte trasera del edificio, así como a cuidar enfermos o impedidos en sus
hogares.
Es recomendable visitar el Nacimiento (o Belén) que instalan las hermanas en
tiempos de la Navidad, por su exquisito gusto y delicado arte, así como en las
horas de culto para escuchar a las hermanas en sus cantos religiosos.
Los días de fiestas celebran la Santa Misa a las 9 y media de la mañana, menos
los días 2 de cada mes que lo hacen por la tarde para celebrar la fiesta de su
fundadora.
RECINTO DEL DESAPARECIDO CASTILLO
Al fondo de la Plaza de la Duquesa de Parcent, guardado por dos puertas de
hierro se encuentra el recinto del desaparecido Castillo del Laurel. Dentro del
él existe un edificio destinado a colegio salesiano y el santuario de María
Auxiliadora. Además, en su delantera, hay un amplio espacio destinado a
aparcamiento de coches.
Situados en el espacio interior del aparcamiento, vemos una balconada que da al
Tajo por la parte de poniente; si nos asomamos a ella, contemplamos una nueva
panorámica del barrio de San Francisco, el amplio horizonte, el camino que baja
hasta el fondo del Tajo y, lo más importante, los restos de la muralla y el
antiguo Castillo de la Ciudad, sobre los cuales se ha edificado el colegio
salesiano.
La ruina total del Castillo fue ocasionada por la invasión francesa de Napoleón
que, al abandonar la Ciudad, destruyeron la edificación, como era costumbre en
las derrotadas tropas napoleónicas.
Es castillo, en la época musulmana, era el centro defensivo de todo el sistema
que rodeaba a la Ciudad, bien sea por sus defensas naturales, como era el Tajo,
o por el sistema de murallas por la parte vulnerable. Para acceder a la
localidad existían varias puertas, de las cuales hemos visitado algunas; por la
parte de poniente hagamos mención de las dos que allí se encontraban: Puerta
del Viento y Puerta de los Molinos (llamada luego del Cristo)
Del algibe del Castillo, situado bajo el jardín de la Plaza de la Duquesa de
Parcent, ya hemos hablado con anterioridad. Pero el subsuelo de este lugar no
se limita a la dominación árabe, sino que se remonta a la prehistoria de
nuestra civilización, pasando por los periodos romano o cristiano visigodo, como
se ha demostrado en cuantas excavaciones se han realizado. Valga recordar, por
ejemplo, el estudio arqueológico de la explanada del Castillo, delante de la
balconada, realizado en agosto de 1.984, o el llevado a cabo a la espalda de la
Iglesia Mayor donde se confirmó la existencia de un poblado ibérico de los
siglos V y IV antes de Cristo. En la actualidad, cada obra que se realiza en la
Ciudad debe llevar un estudio arqueológico que exige el Ayuntamiento para
obtener el permiso de edificación; de esta forma se está consiguiendo rescatar
del anonimato la antiquísima historia de Ronda, que forma parte de un todo con
la comarca, como son los lugares más emblemáticos: Acinipo con el teatro
romano, las cabañas ibéricas, la Cueva del Gato de interés arqueológico y
espeleológico, la Cueva de la Pileta con su gran colección de pinturas y
esqueleto prehistóricos, e infinidad de yacimientos que delatan la antigüedad
de sus habitantes.
AYUNTAMIENTO
Es el edificio inconfundible que aporta a la Plaza dela Duquesa de Parcent un
encanto singular, por sus múltiples arcos de piedra en los dos pisos superiores
y portada con dintel del mismo material, a cuyos lados están los escudos
de Ronda y Cuenca (ciudades hermanadas). Es Ayuntamiento desde 1.978, pues con anterioridad
a esta fecha, la Casa Consistorial se ubicaba en el lugar que hoy ocupa el
Parador de Turismo.
Antes de su actual dedicación fue Cuartel de Milicias en diferentes etapas,
Alhóndiga, Pósito o viviendas, entre otros destinos. Los historiadores locales
remontan el origen de este edificio a la mitad del siglo XVII; aquí existían
unas edificaciones bajo soportales, destinadas al comercio, para ser luego
Cuartel de Milicias para los Regimientos Provinciales, en la primera mitad del
siglo XVIII. También en el siglo XIX sufrió reformas, sin olvidar las del siglo
XX que terminaron con su aspecto actual.
En su interior, aunque muy modernizado, se puede observar la vieja
infraestructura de arcos, sobre todo en el Salón de Plenos o en los sótanos.
Algunos detalles del mobiliario son de interés para nativos y foráneos.
SANTA MARÍA LA MAYOR
Remata la plaza la edificación más importante del contorno: la Colegiata de
Santa María de la Encarnación la Mayor.
El lugar que ocupa se destinó siempre a actividades religiosas, pues, por orden
regresivo, anotamos que es templo católico, fue mezquita árabe, quizás templo
cristiano visigodo (paréntesis en el tiempo sin localizar) y templo romano.
De su origen como templo romano sabemos por la lápida encontrada con una
inscripción dedicada a Julio César. Esta placa no está expuesta al público,
pero se conserva en un subterráneo de templo.
De su posible cometido cristiano, en época visigoda, no se tienen noticias,
pero nos aventuramos a catalogarlo, dado que el periodo existente entre los
romanos y los árabes está vacío de documentación, pero su destino a lo largo de
su historia religiosa así parece indicarlo.
De su actividad islámica, como mezquita, se tienen algunas muestras, como son
los pequeños relieves que descubrimos al entrar por la pequeña puerta que está
bajo la torre, o parte del mihrab situado en un escondido lugar de la
sacristía.
De su actual actividad católica tenemos noticias de su construcción tras la
Reconquista de Fernando el Católico en 1.485, con la categoría de Abadía; luego
fue iglesia colegial, quedando reducida su categoría, en 1.851, a Parroquia.
Toda la construcción es de piedra de cantería. Su planta, dividida en tres
naves, es muy extensa, aunque su espacio diáfano está limitado por su parte
central donde se sitúa el coro y su completa sillería tallada con esmerados
detalles y el facistol de cuatro caras. El órgano, también tallado en madera, está
vació pues los instrumentos musicales desaparecieron en una época pasada. En su
lugar se instaló, a finales del siglo XX, una moderna megafonía, cuya sonoridad
musical, por su estudiada acústica, reemplaza al desaparecido instrumento,
aportando unos matices musicales inigualables.
Destaca la elevada bóveda central que porta en las pechinas a los cuatro
evangelistas y el altar Mayor en plata repujada y su retablo que le dan aire
catedralicio. En los laterales se descubren varias capillas dedicadas.
En el año 1.580 se derrumbó la parte trasera de la iglesia a causa de un
terremoto, apreciándose su reconstrucción y ensanche en la conformación de la
fachada norte. En la fachada opuesta se abren dos galerías, superpuestas en dos
pisos, con columnas de piedra y techos de madera; los bajos, abiertos a la
plaza, son porticados con columnas y arcos que, hasta hace pocos años,
permanecían ocultos, siendo descubiertos y rehabilitados.
La torre, de ladrillo visto, es cuadrada en sus dos primeros tramos desde la
base. En el primero está la pequeña puerta que da a la sacristía y vivienda del
sacristán, con subida al reloj y las campanas; exteriormente hay un arco de
medio punto y, encima un largo balcón de hierro, con dos huecos por los que se
accede a él; encima de este balcón se abre otro más pequeño y, superpuesto a
éste, aparece la esfera del reloj, cuya moderna maquinaria ha sustituido a la
antigua de cuerdas, situada en el tramo de escaleras de subida a las campanas.
En la visión exterior de la torre observamos cómo la parte cuadrada se rompe en
octogonal para formar el campanario de ocho huecos para las campanas; esta
parte de la torre se remata con motivos góticos adornados en sus ángulos con
pirámides terminadas en bolas. Se remata la torre con un cuarto cuerpo
octogonal, pero de menores dimensiones, bellamente adornada con cerámica
vidriada, que termina en una pequeña cúpula con los mismos adornos piramidales
mirando al cielo.
Tiene el templo varias portadas, dos por la parte antigua y dos por la parte
nueva. Aunque la iglesia es Parroquia abierta al culto, solo abre sus puertas a
las horas destinadas a su fin. Para visitas de interés cultural o turístico
tiene su acceso en la pequeña puerta que da a la Plaza de la Duquesa de
Parcent, previo pago de una cantidad económica.
Abandonamos el lugar, para continuar nuestro recorrido por la parte trasera de
Santa María la Mayor, en dirección contraria a la Plaza de la Duquesa de
Parcent.
CASA DEL GIGANTE
Son calles estrechas con el trazado de la vieja Ciudad, por las que
difícilmente cabe un coche. Nuestro paseo discurre por esta zona entre antiguos
callejones, entre edificios antiguos que nos aportan tranquilidad y sosiego en
el apartado bullicio de la zona comercial de Ronda.
Al final de la estrecha calle aparece una reducida plaza en la encrucijada de
tres calles típicas rondeñas. El edificio de la derecha es conocido por los
nativos como “La Casa del Gigante” porque en su fachada aparece una piedra
tallada con una grotesca imagen humana. Es un pequeño palacio de la época árabe
que conserva diversos motivos originales, como arcos, artesonados o estucados
de la etapa nazarí. Su conservación ha sido muy mala al haber pertenecido a
diversos propietarios; en la actualidad ha pasado a propiedad municipal y está
en fase de rehabilitación con el fin de que no pierda su valor arquitectónico e
histórico, al ser la única casa de Ronda con gran riqueza cultural desde sus
orígenes.
Tras su paso, continuamos por la calle de la derecha: vemos, a la izquierda, la
fachada del Hotel San Gabriel que, al llegar a la esquina, bordeamos para tomar
la calle de la izquierda. En su mitad, otra placita donde nos vamos a detener.
SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA PAZ
(PATRONA DE RONDA)
En esta placita, que preside la estatua de Fray Diego José de Cádiz, está el
Santuario de la Virgen de la Paz, Patrona de Ronda. Sobre la personalidad de
Fray Diego, diremos que fue un misionero gaditano que, llegado a Ronda,
desarrolló una especial devoción hacia la Virgen de la Paz, hasta el punto de
que pidió ser enterrado, a su muerte, debajo de la Imagen. Murió en la casa que
hay enfrente del Santuario y, respetando sus deseos, sus restos están
depositados en una urna de plata a los pies de la Virgen de la Paz; cuando Ésta
sale en procesión por las calles de Ronda, siempre se ve acompañada por la urna
con los restos del fraile.
La pequeña fachada es de mampostería con una original decoración y está adosada
al colegio religioso regido por la Comunidad de las Esclavas. La portada es de
piedra, con arco de medio punto. Una gran ventana cuadrada se abre sobre
la portada y entre ésta y la portada observamos un escudo nobiliario. En un
lateral del tejado se alza una espadaña con dos arcos, uno frontal con campana
y otro lateral, con un gracioso remate.
El interior del templo, que no es muy grande, está formado por una sola nave
cubierta por una bóveda de cañón. Sobre el presbiterio hay un gran arco. Todo
el templo está cargado de decoración donde podemos apreciar algunas capillas
interesantes.
La sacristía se sitúa a la izquierda del presbiterio. Una puerta lateral
derecha da paso al colegio convento de las Esclavas, que es la comunidad
religiosa que atiende al santuario.
La Imagen de la Virgen de la Paz preside el templo desde un camarín situado
sobre el Altar Mayor.
Aquí finalizamos la visita turística al “casco antiguo” de la Ciudad.
Abandonamos el lugar continuando el recorrido en la misma dirección que
traíamos, para salir, por la calle Tenorio (a la derecha) hasta la calle
Armiñán; luego pasaremos por el Puente Nuevo, calle San Carlos, para llegar,
por la acera de la derecha, a la oficina de UNICAJA (antigua oficina principal
de la desaparecida Caja de Ahorros de Ronda) donde comienza la Calle de la
Bola.
CALLE DE LA BOLA
La popularmente conocida Calle de la Bola, o Carrera Espinel, es el centro
comercial de la Ciudad. Es totalmente peatonal y, en ella, se pueden encontrar
establecimientos comerciales de todo tipo; además, en ciertas edificaciones que
vamos descubriendo a nuestro paso, se pueden admirar algunos detalles como, por
ejemplo, portadas de piedra, escudos y, sobre todo, balcones y rejas de forja
rondeña.
Pasado el primer tramo de la calle, a la izquierda se abre la Plaza del
Socorro, que es peatonal. En el subsuelo existe un gran aparcamiento de coches.
En el centro se instala una fuente con el grupo escultórico del Escudo de
Andalucía; no olvidemos que fue en Ronda donde la Bandera Andaluza (blanca y
verde) fue elegida para Andalucía por la Asamblea Andalucista de Ronda en
1.918.
Al fondo de la plaza está el edificio del Casino de Ronda, llamado Círculo de
Artistas. Su entrada está limitada a sus socios, pero en los bajos existe un
bar abierto a todos los públicos. Varios establecimientos de hostelería, con
terrazas exteriores, nos permiten tomar algún refrigerio o comer en algunos de
sus restaurantes.
En un lateral de la plaza se alza la Parroquia del Socorro. Esta iglesia fue
totalmente destruida y quemada en la Guerra Civil de 1.936, siendo
posteriormente reconstruida en 1.956, sin poder aprovechar nada del antiguo
templo, salvo el solar. Es una de las pocas parroquias de Ronda que tiene sus
puertas abiertas en horarios fuera de culto.
Si volvemos a la Calle de la Bola para continuar nuestro camino, al final de
segundo tramo, a la derecha encontramos la Plaza de Carmen Abela donde su ubica
la parada de taxis. Atravesamos la plaza y continuamos por la calle de
enfrente, situada en la parte izquierda, para encontrarnos en una esquina el
Templete de la Virgen de los Dolores.
TEMPLETE DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES
Se trata de una pequeña Capilla abierta al aire libre, sin altar, más propia
para la oración al paso del caminante. El techo, sujeto por columnas, está
cubierto por un tejadillo a tres aguas.
En su interior tiene una hornacina con balconcito para la Imagen de la Virgen
de los Dolores y un escueto retablo de madera. Se adorna con un medallón y una
inscripción que data de 1.734 en el reinado de Fernando IV.
Las columnas que soportan el tejadillo tienen talladas figuras humanas, algunas
parecen representar a hombres ahorcados; por esto que existe la falsa creencia
en Ronda de que, en este lugar, se llevaban a cabo las ejecuciones de la
Inquisición, aunque nada tiene de cierto pues en esta Ciudad jamás estuvo el
Tribunal del Santo Oficio. Quede, por tanto, contada la leyenda popular, que
no-escrita ni documentada, de la macabra creencia.
Desde este lugar, calle arriba, divisamos otra iglesia de Ronda, a la que nos
vamos a dirigir.
PARROQUIA DE SANTA CECILIA (DE
LOS DESCALZOS)
Esta iglesia se sitúa en la Plaza de los Descalzos; tiene dos portadas: una es
la situada en la plaza, la segunda y principal se encuentra en el lateral
izquierdo, a la que se accede por una pequeña explanada (atrio) rodeada de una
gran verja con puerta.
La fachada principal, toda de piedra, tiene una bonita portada con arco de
medio punto, sobre el cual aparece un Escudo. Encima se abre una ventana, que
hace juego con la puerta pero de menores dimensiones, con el Escudo Trinitario
superpuesto. Puerta y ventana tiene a sus lados dos pares de columnas.
La edificación formaba parte de un todo, templo y convento, que construyeron la
Comunicad de Trinitarios Descalzos en su estancia en Ronda en 1.664; de ahí que
los rondeños denominen todavía a la Parroquia de Santa Cecilia como “Los
Descalzos”.
El estado ruinoso que ha presentado en diferentes ocasiones provocó que se
hicieran varias restauraciones a lo largo de los siglos XIX y XX, siendo la
última en 1.999, abriéndose al culto el día 12 de diciembre de ese año, pues
antes de las obras representaba un gran peligro para los fieles que asistían a
los actos religiosos, por lo que se tuvo que cerrar al culto. Gracias a una
comisión formada por seglares se consiguió realizar la restauración interior,
tejado y campanas, estando en la actualidad al servicio parroquial.
Su planta tiene forma de cruz y tiene tres naves separadas por arcos y columnas
muy gruesos que dificultan la visión de los fieles con respecto al Altar Mayor;
para corregir el problema, en la última restauración se instaló un sistema de
televisión cerrada.
Sobre la puerta de entrada hay un coro de madera que está sin reformar. Sobre
las naves laterales, encima de los arcos, existen unos balcones cerrados con
celosías.
La nave central se cubre con una bóveda de cañón, donde aparece una yesería con
el Escudo Trinitario, que nos recuerda el origen del edificio.
Sobre el Altar Mayor hay un camarín con la Imagen de Santa Cecilia, titular de
la Parroquia. En el subsuelo existe una cripta con enterramientos que aún no ha
sido abierta para su estudio; su posible acceso está en el suelo del mismo
templo.
La sacristía y otras dependencias se encuentran a la izquierda del presbiterio,
comunicadas con la entrada al antiguo convento por la puerta principal, o a la
calle posterior del edificio (calle Granada), a través de dos pequeños patios.
ME ENCANTA!! ES PERFECTO PARA ORGANIZAR UNA VISITA!
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