LA ALHAMBRA DE GRANADA, JOYA ANDALUZA DEL REINO NAZARÍ.

La Alhambra es una ciudad palatina andalusí situada en Granada, España. Se trata de un rico complejo palaciego y fortaleza (alcázar o al-qasr القصر) que alojaba al monarca y a la corte del Reino nazarí de Granada. Su verdadero atractivo, como en otras obras musulmanas de la época, no sólo radica en los interiores, cuya decoración está entre las cumbres del arte andalusí, sino también en su localización y adaptación, generando un paisaje nuevo pero totalmente integrado con la naturaleza preexistente.


      Etimología.

Etimológicamente, Alhambra en árabe es "al-Ħamrā'" (la Roja, اَلْحَمْرَاء, procedente del nombre completo "al-Qal'a al-hamra" (Fortaleza roja).

La Alhambra desde el mirador de San Nicolás.
En su evolución, el castellano intercala entre la M y la R una B, como en alfombra, que en el árabe clásico tenía el significado de "rojez", escrito como "al-humra". Que el nombre de la Alhambra proceda de lo que acabamos de leer es sólo una versión, pues hay otros autores que dicen que en la época andalusí la Alhambra estaba encalada y su color era blanco. El nombre de "roja" le vendría porque cuando se construyó se trabajaba de noche, y vista por la noche, desde lejos, debido a la luz de las antorchas, se veía roja. Otros autores defienden que "Alhambra" es simplemente el nombre en femenino de su fundador, Abu al-Ahmar, que en árabe significa "el Rojo", por ser pelirrojo. 

Historia.

La Alhambra es una ciudad amurallada (medina) que ocupa la mayor parte del cerro de La Sabika. La Granada musulmana tenía su propio sistema de amurallamiento, por tanto la Alhambra podía funcionar con autonomía respecto a la ciudad. En la Alhambra se encontraban todos los servicios propios y necesarios para la población que vivía allí: palacio real, mezquitas, escuelas, talleres, etc.
En 1238 entra en Granada por la Puerta de Elvira, y para ocupar el Palacio del Gallo del Viento, Mohamed-Ben-Nazar (o Nasr), llamado Al-Ahmar el Rojo (ya que tenía la barba roja).
Cuando Ben Al Ahmar (Mohamed Ben Nazar) entró triunfador en Granada en ese año de 1238, la población le recibió con el grito de “Bienvenido el vencedor por la gracia de Alá”, él respondió: “Solamente Alá vence”. Éste es el lema del escudo nazarí y también está escrito por toda la Alhambra. Ben-Al-Hamar construyó el primer núcleo del palacio. Su hijo Mohamed II, que fue amigo de Alfonso X el Sabio, lo fortificó.
El estilo granadino en la Alhambra es la culminación del arte andalusí, lo que ocurrió a mediados del siglo XIV con Yusuf I, que construyó la Torre de Comares, y con Mohamed V, quien edificaría el Patio de los Leones.
En 1492, con la conquista de Granada por los Reyes Católicos, la Alhambra pasa a ser palacio real. El conde de Tendilla, de la Familia de Mendoza, fue el primer alcaide cristiano de la Alhambra. Hernando del Pulgar, cronista de la época, cuenta: “El conde de Tendilla y el Comendador Mayor de León, Gutierre de Cárdenas, recibieron de Fernando el Católico las llaves de Granada, entraron en la Alhambra y encima de la Torre de Comares alzaron la cruz y la bandera”.
La ocupación napoleónica supuso un episodio negativo para la Alhambra, por la voladura producida en 1812, al retirarse el ejército francés. Sólo el arrojo de un soldado español pudo evitar casi su total destrucción.
El Comité del patrimonio mundial de la Unesco declaró la Alhambra y el Generalife de Granada como Patrimonio Cultural de la Humanidad en su sesión del día 2 de noviembre de 1984 y cinco años después, el barrio de El Albaicín (Al Albayzín), antigua ciudad medieval musulmana, obtuvo la misma denominación como extensión de la declaración como Patrimonio Cultural de la Humanidad de La Alhambra y el Generalife.

Accesos a la Alhambra. 

Una forma de acceder al recinto es por la Puerta de las Granadas (subiendo desde plaza Nueva), otro acceso es por la Cuesta de los Chinos (al final del paseo de los Tristes).
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Puerta de la Justicia
El camino central, si se sube por la Puerta de las Granadas, es para transporte público, y llega hasta el Palacio de Carlos V. Andando se puede llegar hasta la Puerta de la Justicia (justicia para casos fáciles) [anteriormente la Bab Axarea, la Puerta de la Explanada, y en ella nunca se impartió justicia] que es de la época de Yusuf I, 1348. En el centro puede verse el relieve de una mano, sobre el 2º arco, el relieve de una llave. Se desemboca en una explanada llamada Plaza de los Aljibes, por estar encima de una serie de aljibes. A la derecha está la Puerta del Vino, que comunica la Alcazaba con la zona de palacios.
Puerta del Vino
Detrás de la Puerta del Vino, dejando a la derecha el Palacio de Carlos V, se accede a la zona de los palacios.
Cuando los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, conquistaron el reino de Granada, expulsaron al rey de Granada, Boabdil, quien estaba triste por haber perdido lo que él llamaba "el paraíso terrenal". Y cuando ya se iba lloró delante de su madre mirando hacia atrás según se alejaba, hacia su Granada, y ella le dijo: “llora como una mujer, lo que no supiste defender como un hombre”.
En el camino hacia la costa granadina hay un puerto de montaña llamado "El Suspiro del Moro", nombre que se obtuvo de esta leyenda ya que desde este punto se puede observar toda la ciudad y la Alhambra a lo lejos, y desde donde se supone que paró Boabdil para admirar su reino perdido y no pudo evitar llorar.

Edificaciones.

    Alcazaba

Plaza de los Aljibes
La alcazaba constituía la zona militar, centro de la defensa y vigilancia del recinto y con ello fue la parte de construcción más antigua de la Alhambra. Las primeras edificaciones árabes realizadas se corresponden con la época califal, en el siglo XI, ampliándose las mismas al convertirse Granada en capital de uno de los reino de Taifas.
Ocupa un espacio de forma casi triangular en la parte más alta de la colina de la Sabika, sobre la que se encuentra la Alhambra. Está rodeada por un complejo sistema de murallas y torres que la defienden y la convertían en una fortaleza casi inexpugnable.
Torre del Homenaje
Desde la plaza de los Aljibes entramos a este reciento por un portón de apertura moderna en el antemuro, pasando en dirección norte junto a la muralla oriental de la fortaleza, en la que se encuentran las torres del Homenaje, Quebrada y Adarguero (de la que solo queda la parte baja). La torre del Homenaje, que ocupa el ángulo nororiental, es la más elevada de la fortaleza, y en ella debió fijar su residencia Alhamar. Justo al final, y adosada al antemuro, se encuentra la torre del Cubo, de forma semicircular y construida después de la reconquista, a la que podemos subir para contemplar unas hermosas vistas sobre el Albaycín y el valle del Darro.
Continuando la visita, entramos en el adarve Norte, pudiendo observar el doble amurallamiento de que consta esta fortaleza. Frente a nosotros, cerrando el adarve, vemos la Puerta de las Armas, una de las entradas a la Alhambra y la única que conectaba directamente con la ciudad. Al fondo aparece la emblemática Torre de la Vela, con su espadaña y campana, con la que se marcaba hasta hace poco el ritmo de vida de la ciudad y la vega.
Plaza de Armas y Torre de la Vela.
Atravesando la muralla mediante un portón entramos en la Plaza de Armas, donde se situaba la ciudad castrense de la Alhambra. Actualmente solo quedan restos arqueológicos de sus edificaciones y casas, destacando la mazmorra que podemos contemplar al pie de la torre Quebrada y los restos de un baño cercano a la torre de la Vela, zona en la que estaba situada la primitiva entrada a la Alcazaba. La torre de la Vela Torre constituía la torre de defensa más grande del conjunto militar, por su altura domina toda la vega granadina. Su nombre procede de la campana que los cristianos colocaron en la torre tras la conquista de la ciudad.
 El jardín de los adarves fue creado en el siglo XVII, cuando la fortaleza perdió su carácter defensivo. Se llega a él entrado junto a la Torre de la Pólvora, desde la que se accede a la Torre de la Vela. Entre las fuentes que podemos ver en este jardín destaca la que estuvo colocada sobre la taza de la Fuente de los Leones hasta 1.949, trasladada aquí al no ser parte del conjunto original. 

Palacios Nazaríes. 

Los palacios nazaríes son el conjunto formado por el Palacio de Comares, construido en primer lugar, y el Palacio de los Leones. Cronológicamente fueron levantados después de la Alcazaba, el Generalife y el Partal, siendo su construcción del primer tercio del siglo XIV. Constituía la sede de las funciones administrativas, de la corte, protocolo y retiro y disfrute privado. Al bajar las escaleras de acceso se van encontrado las siguientes dependencias:

            Palacio del Mexuar.

Es el palacio más antiguo, probablemente construido por Ismail I, y el que peor se ha conservado con el paso del tiempo. Parte se encuentra arruinado y el resto ha sufrido muchas modificaciones a lo largo del tiempo, lo que hace difícil conocer exactamente su aspecto original. Su entrada se realizaba desde la actual Torre del Cubo, entrando a unas dependencias junto a la Torre de Mohammed, de las que solo quedan las partes bajas de los muros. Continuaba el camino hasta el Patio de Machuca, así denominado por servir de aposentos a los arquitectos del Palacio de Carlos V, Pedro y Luis Machuca, del que se conserva el pórtico norte adosado a la torre de igual nombre. Esta parte del palacio no es visitable, pero puede verse perfectamente desde la Plaza de los Aljibes.
Sala del Mexuar
La visita oficial empieza en la sala del Mexuar, donde se reunía el consejo de ministros, y donde el sultán impartía justicia. Ha sido muy modificada a lo largo del tiempo; las cuatro columnas centrales sostenían una linterna de luces que fue suprimida para edificar, en tiempos cristianos, una segunda planta. Se le unió una sala o patio que antes existía detrás de la balaustrada renacentista y se utilizó la estancia como capilla. La decoración es el resultado de multitud de intervenciones entre el siglo XVI y el siglo XX. En tiempos cristianos se utilizó esta sala como capilla.
Patio del Cuarto Dorado
Al fondo de la sala podemos ver un pequeño oratorio con vistas al Albaicín, cuya entrada original se encontraba en el Patio de Machuca. Destaca el Mihrab, orientado hacia la Meca, de rica decoración.
Por una puerta salimos al Patio del Cuarto Dorado, unión entre este palacio y el de Comares. Tiene una hermosa fuente, copia de la original que actualmente se encuentra sobre la fuente del Patio de Lindaraja, pórtico de tres arcos al norte y la bella fachada del Palacio de Comares al sur. En la galería norte encontramos la habitación denominada Cuarto Dorado.

            Palacio de Comares.

Es el palacio más importante, residencia oficial del Sultán y lugar donde se encontraba la sala del trono. Fue edificado y ricamente decorado por Yusuf I, a quien debemos gran parte de las construcciones existentes en la Alhambra.
Puerta de acceso al Palacio de Comares
En el Patio Dorado encontramos la fachada de acceso a este palacio, de gran belleza y construida por Muhammad V, hijo de Yusuf I. En ella se abren dos puertas, la de la derecha daba acceso a las dependencias familiares y la de la izquierda (por donde se continúa la visita) a la zona oficial del palacio. La decoración es muy rica en toda la fachada, con zócalo de cerámica, y yeserías, destacando el bello alero de madera.
Seguimos y llegamos al Patio de los Arrayanes, también conocido como de la Alberca y de Comares. Es un patio clásico de tipo arábigo-andaluz, con dos pórticos en sus lados menores, una gran alberca en la que se reflejan las construcciones, rodeada por macizos de arrayán, y dos pilas de mármol que vierten sus aguas en el estanque. Los pórticos tienes 7 arcos semicirculares, siendo mayor el central, de paños de yeso calados. Sobre el pórtico sur se elevan dos plantas, una con siete ventanas con celosías de madera, siendo la central doble, y otra superior ésta con una galería sobre el patio.
Patio de los Arrayanes
Las dependencias del pórtico sur quedaron destruidas al construirse el palacio de Carlos V, que se adosa a éste. En el lado norte encontramos la mayor sala de toda la Alhambra, el Salón de Embajadores, antiguo salón del trono. Esta sala se encuentra cobijada dentro la Torre de Comares, que con sus 45 m. de altura es la mayor de toda la fortaleza. Para llegar a ella, y tras atravesar el pórtico encontramos, en primer lugar, la sala de la Barca, con hermoso techo de madera, copia del original que ardió en un incendio en el siglo XIX; como nota curiosa decir que, tras la puerta que se abre en la parte izquierda de esta sala se encuentra la letrina del palacio, no visitable. Saliendo de la sala de la Barca, en el espacio entre ésta y el Salón de Embajadores, podemos ver, a la derecha, un pequeño oratorio, probablemente reservado para el Sultán.
Llegamos ya al Salón de Embajadores, envuelto en una relajante penumbra. La iluminación nos llega de las ventanas presentes en los camarines que se abren en las paredes, tres por cada muro. En la central, frente a la puerta, era donde se situaba el trono y es la más ricamente decorada. A mayor altura una serie de ventanitas caladas iluminan el bello techo de madera, que representa los siete cielos del cosmos islámico que recorre el alma del creyente hasta encontrar a Ala.
De nuevo en el patio, seguiremos la visita por una habitación del lado este, que nos comunica con el Palacio de los Leones. Esta comunicación es moderna, ya que antiguamente estos dos palacios no estaban comunicados directamente.

            Palacio de los Leones.

Construido por Muhammad V, hijo de Yusuf I, está considerado la cumbre del arte nazarí. Actualmente accedemos a este palacio desde una puerta, abierta en época cristiana, en una de las habitaciones del lado este del Palacio de Comares, ya que antiguamente eran palacios independientes.
Bóveda de mocárabes en la Sala de Mocárabes
La primera estancia que encontramos es la Sala de los Mocárabes, denominada así por su primitiva techumbre, hoy desaparecida. Tres arcos dan vista al patio, rodeado en sus cuatro lados por galerías de arcadas y con la famosa fuente de los Leones en su centro; hasta ella llegan pequeños canales de agua procedentes de las fuentes que se encuentran en las habitaciones que lo rodean. Los arcos se apoyan sobre columnas, a veces una, otras en grupos de dos, tres y hasta cuatro, todo ricamente adornado. De los dos lados más cortos salen hacia el patio dos templetes con arcos de medio punto y de mocárabes.
Si salimos del patio hacia la derecha, entramos en la Sala de Abencerrajes, con fuente de mármol en su centro y sendas alcobas a sus lados. Destaca, sobre toda la decoración de la sala, la hermosísima cúpula de mocárabes, con forma de estrella de ocho puntas.
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Fuente de los Leones
Continuando la visita llegamos a la Sala de los Reyes, llamada así por una de las pinturas que hay en su techo, que según la tradición representa a los primeros reyes de la dinastía.
Acabamos la visita a este palacio en la Sala de Dos Hermanas, con disposición muy parecida a la de la Sala de los Abencerrajes. Destaca aquí nuevamente la cúpula de mocárabes, esta vez de forma octogonal. El nombre de la sala se asocia a las dos grandes losas de mármol que hay, situadas en el suelo, al lado de la fuente. Desde esta sala pasamos, por la puerta que hay frente a la entrada, a la Sala de los Ajimeces y el mirador de Daraxa, probablemente la parte más bella del palacio. El nombre del mirador significa "los ojos de la casa de Aixa" debido a que, antes de que se construyeran las habitaciones del Emperador, desde aquí se divisaba, en primer plano, huertos y jardines; detrás de ellos, la muralla y al fondo el Albaicín. Es de destacar, por su curiosidad, el techo de este mirador, hecho de cristales coloreados.
Volviendo a la Sala de Dos Hermanas, seguiremos la visita por la puerta abierta en una de sus alcobas laterales, que nos llevará a las habitaciones del Emperador. Éstas son construidas cuando el emperador Carlos V decide instalarse en Granada, mientras se edificaba su palacio. Ocupan el lugar en el que se situaba un jardín en tiempos árabes, en el espacio comprendido entre la Torre y Palacio de Comares, la Muralla y el Palacio de los Leones.
Habitación del escritor Washington Irving
Se accede a ellas por una puerta abierta en lo que anteriormente fue ventana, en la alcoba izquierda de la Sala de Dos Hermanas. Salimos a un pasillo desde el que podemos contemplar las bóvedas del Baño del Palacio de Comares, actualmente cerrado al público y, más adelante, la planta alta de la Sala de las Camas, también parte del baño, utilizada como habitación de reposo y atenciones previas a su realización. Al final de este pasillo encontramos la primera de las habitaciones, con chimenea y artesonado de madera. En la siguiente habitación vemos una placa en recuerdo del escritor Washington Irving, que las habitó en 1.829, donde escribió sus famosos Cuentos de la Alhambra. El resto de las habitaciones (4 más) no son visitables.
Entre esta habitación y la Torre de Comares se construyó una galería abierta para comunicarlas. Desde aquí podemos contemplar una hermosa panorámica del Albaicín. En este lugar tiene su acceso la Torre del Peinador de la Reina, con una galería pintada con frescos mitológicos que da acceso a una habitación construida en la linterna de luces de la torre árabe original.
Galería
En el espacio situado entre esta galería y los muros de los baños, encontramos el pequeño y austero Patio de la Reja, de fuerte sabor castellano. Tiene una fuente central y cuatro cipreses. Su nombre viene de la reja que, a modo de balcón, recorre su testero sur. En su lado oeste podemos ver, a través de una puerta, la Sala de las Ninfas, espacio subterráneo que se encuentra debajo de la Sala de la Barca, que comunica con los subterráneos de la Torre de Comares y el camino de ronda. Su denominación proviene de que en ella se guardaban unas estatuas femeninas de mármol. Contiguo al Patio de la Reja encontramos el bello patio de Lindaraja, formado entre las habitaciones del emperador y los muros Sala de Dos Hermanas y el Mirador de Daraxa, del que toma su nombre. En su centro hay una fuente barroca sobre la que se sitúa una hermosa taza nazarí de mármol, procedente del Patio del Cuarto Dorado, en el Mexuar.

El Partal y la Alhambra Alta.

En estas zonas se encontraban las viviendas de nobles y trabajadores de la Ciudad Palatina de la Alhambra. En la actualidad, prácticamente solo se conservan restos arqueológicos de las construcciones que aquí existían.

            Jardines del Partal.

Torre de las Damas
De los antiguos palacios que existían en esta zona, solo ha llegado a nosotros, parcialmente, el Palacio del Pórtico, del que se conserva la Torre de las Damas. Probablemente de tiempos de Muhammad III, nos encontramos ante la edificación palaciega más antigua de las conservadas en la Alhambra, lo que hace suponer que los primeros reyes nazaríes establecieron su residencia en esta zona. Este palacio se alza sobre la muralla, y está compuesto por una sala cuadrada, dentro de la Torre de las Damas, un pórtico de cinco arcos ante un gran estanque y un pequeño mirador sobre el edificio. A la izquierda de este edificio podemos ver tres pequeñas casitas árabes, de construcción posterior a la del palacio, y que conservan en su interior pinturas árabes de gran valor; no son visitables. A la derecha del estanque encontramos la Torre del Mihrab, que conserva en su interior un pequeño oratorio decorado en tiempos de Yusuf I.
Subiendo por los jardines podemos encontrar, hacia la derecha, una torre o Qubba, llamada la Torre de la Rauda, que comunica con el Palacio de los Leones, y que tiene en su interior una interesante bóveda. Junto a ella podemos encontrar los restos del Cementerio Real o Rauda, de la que toma su nombre la torre.
Torre de las Infantas
Volviendo a los jardines, podemos ver los restos de varios palacios, pues en esta zona habitaba la nobleza musulmana. El más importante de ellos fue el Palacio de Yusuf III o de los Condes de Tendilla, de planta similar a la del Palacio de Comares. Tristemente demolido en el Siglo XVIII, de él se dice que era uno de los más suntuosos de la Alhambra. Desde aquí la visita continúa por el Paseo de las Torres.
Este paseo une el Partal con la Alhambra Alta y el Generalife. Discurre junto a la muralla y pasa junto a la Torre de los Picos, así llamada por la forma de las almenas y bajo la cual se encuentra la Puerta del Arrabal, que comunicaba la Alhambra con el Generalife. Le sigue la Torre del Cadí, y tras ésta, dos de la torres más hermosas de la Alhambra: la Torre de la Cautiva, y la Torre de las Infantas; ambas guardan en su interior pequeños palacios ricamente decorados, siendo la primera la más antigua de las dos, de tiempos de Yusuf I, y la más interesante. Estas torres son solo visitables en ocasiones, normalmente dentro del "espacio del mes" de la Alhambra.
Desde este paseo podemos observar el Camino de Ronda, foso que rodea toda la Alhambra, a veces a cielo abierto y otras de forma subterránea, que tenía un fin defensivo y de comunicación entre los distintos sectores de la fortaleza.

            Alhambra Alta.

Restos del Palacio de Abencerrajes
Después de la Torre de las Infantas viene la Torre del Cabo de la Carrera, junto a la que se encuentra el puente moderno de entrada al Generalife. Desde esta zona hasta el Palacio de Carlos V se extiende la denominada Alhambra Alta, núcleo principal de la Medina de la Alhambra. Debido a las voladuras que realizaron los franceses al final de la invasión francesa, solo podemos ver los restos de las viviendas, la mayoría casas de artesanos, pero también palacios, como el de Abencerrajes, una de las familias nobles más importantes del Reino Granadino. En esta zona también se encuentra el Convento de San Francisco, actual Parador de Turismo. Dentro de este edificio se conserva todavía una habitación, decorada con yeserias, y con un mirador adosado, restos del palacio árabe que ocupaba esta zona.

Palacios de Carlos V

Interior del Palacio de Carlos V
Aunque es una joya del Renacimiento español, probablemente el edificio más hermoso de este estilo fuera de Italia, este palacio suele quedar relegado a un segundo plano debido a la belleza y exotismo de los Palacios Nazaríes.
En 1.526, Carlos V se traslada a Granada para pasar el verano. Nace entonces en el emperador el deseo de fijar en Granada uno de sus puntos de residencia, por lo que proyecta construir un nuevo palacio, más acorde con su forma de vida, pero unido y conectado a los bellos Palacios Nazaríes.
En 1.526 se encarga el proyecto al arquitecto y pintor toledano Pedro Machuca, que había estudiado en Italia con Miguel Ángel, y a su muerte, en 1.550 continúa su hijo Luis; pero la rebelión de los moriscos, de cuyos tributos se obtenía principalmente la financiación de la obra, impide terminar el edificio, quedando sin cubierta y sin terminar las habitaciones. En los años siguientes se retoman en varias ocasiones las obras, pero se abandonan por falta de fondos, hasta que en 1.923 el arquitecto Leopoldo Torres Balbás inicia su restauración, todavía no terminada.
Fachada de la Emperatriz
En primer lugar, lo más destacable e innovador del palacio es la originalidad de su planta: siendo cuadrado su exterior, dentro de él queda inscrito su patio circular, lo que lo convierte en un edificio sin precedentes dentro del Renacimiento.
El edificio consta de dos cuerpos, siendo el inferior de obra almohadillada o rústica, con pilastras y espacios intermedios, en los que se abren las ventanas, rectangulares y circulares. El segundo cuerpo tiene idéntica distribución, aunque está mucho más ornamentado.
Debido a su unión con los Palacios Nazaríes, las fachadas principales están orientadas a occidente (Fachada del Emperador) y al sur (Fachada de la Emperatriz). La primera es de orden dórico y decorado con relieves de victorias militares. La segunda es de orden jónico y sus relieves describen escenas mitológicas.
Actualmente el Palacio de Carlos V es la sede del Museo de la Alhambra y del Museo de Bellas Artes.

El Generalife

Patio de la Acequia
En sus orígenes fue una huerta de recreo propiedad de la familia Real Nazarí. Se asienta sobre el Cerro del Sol, contiguo a la colina de la Sabika, donde se sitúa la Alhambra. La comunicación entre ambos palacios se realizaba mediante la Puerta del Arrabal, situada junto a la Torre de los Picos. Su nombre significa "Jardín del Alarife" (Arquitecto).
Entrando desde la Alhambra lo primero que encontramos son los jardines bajos, ubicados donde antiguamente se encontraban las huertas que rodeaban el palacio. En ellos podemos ver la Acequia Real, que con sus aguas riega todos estos jardines y palacios así como los de la Alhambra. Si continuamos encontraremos, en primer lugar, el anfiteatro al aire libre utilizado en los Festivales de Música y Danza, después un jardín de estilo musulmán, y por último un jardín-laberinto. Llegados al fin de éste, nos encontramos en la entrada al palacio del Generalife.
Se entra al palacio por dos pequeños patios, desde los que se accede al famoso Patio de la Acequia, cuyo eje mayor se encuentra atravesado por la Acequia Real, sobre la que caen surtidores cruzados. El aspecto de este patio se ha modificado mucho a lo largo del tiempo, añadiéndose un piso sobre el pabellón norte y abriéndose una galería en el lado occidental, antiguamente cerrado, con vistas a los jardines bajos y a la Alhambra. En el centro de esta galería encontramos un mirador, ricamente decorado, que sí estaba en la edificación original.
Entrada a la Sala Regia
Los dos pabellones de los lados menores del patio presentan galerías de cinco arcos. El que se encuentra al sur, por el que entramos al patio, debió ser el más importante pero ha perdido su decoración. Al otro pabellón se le agregaron, en 1494, dos pisos. Aún conserva la decoración original, tanto en el pórtico como en las salas interiores. Si entramos por él encontramos, en primer lugar, la Sala Regia, con alcobas laterales, que da entrada a la denominada Torre de Ismail, construida por este rey, con hermosas perspectivas de la Alhambra, el Albaycín y el Sacromonte.
Volviendo a la Sala Regia salimos, por una escalinata que parte de una de sus alcobas laterales, al Patio de la Sultana, llamado así por la leyenda que cuenta que, junto al tronco de un ciprés se veían a escondidas la esposa de Boabdil y un caballero de la familia de los Abencerrajes y que, al ser descubiertos por el rey, éste mando asesinar a toda la familia en la Sala de Abancerrajes de la Alhambra. Este patio se cierra al norte con una galería de dos cuerpos edificada en 1.584, y tiene un estanque rodeado de surtidores y otro estanque central con una fuente de piedra. Desde este patio salimos, por una escalera, a los Jardines Altos.
Patio de la Sultana
Estos jardines presentan la disposición típica del jardín de un Carmen Granadino (casa con jardín y huerto), con pequeñas fuentes rodeadas de boj y arrayán,árboles de hoja caduca y perenne, rosales y otras plantas de flor, situados en distintas terrazas y a distintas alturas. En este punto del itinerario es interesante, una vez salgamos del Patio de la Sultana, ir hacia la izquierda para ver la Escalera del Agua. Esta preciosa escalera, del tiempo de los árabes, está rodeada por una espesa bóveda de laureles, tiene tres tramos, entre los que hay rellanos con fuentecillas y por su pasamano corren canales por los que bajan las aguas de la Acequia Real. Al final de la Escalera del Agua hay un mirador romántico, construido en 1.836
Descendiendo por las siguientes escaleras, que recorren todos los Jardines Altos, llegamos al bellísimo Paseo de las Adelfas, cubierto por una bóveda vegetal de estas plantas. Al final encontraremos el Paseo de los Cipreses, que nos conducirá hasta la salida. 
Paseo de los Cipreses



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